Otra aplicación se suma a la terapia regenerativa con células madre. Desde septiembre del año pasado, cinco pacientes que padecen mal de Crohn han recuperado su calidad de vida y mejorado heridas que, de no haber sido tratadas con el nuevo procedimiento, habrían sido causa de varias cirugías, largos tratamientos con antibióticos, dolor e incomodidades.

La enfermedad de Crohn se caracteriza por una inflamación generalizada del sistema digestivo, heridas ulcerosas y fístulas. Cuando esto ocurre, el paciente es sometido a varias cirugías invasivas en las que se va retirando todo el segmento dañado, causando importantes mutilaciones e incluso dañando a lo órganos cercanos a la herida.

En agosto del año pasado se realizó la primera cirugía que utilizó células madre mesenquimales para reparar este tipo de heridas, las que son aplicadas directamente en este tipo de lesiones.

A la fecha ya son cinco los pacientes que han sido parte de este protocolo de tratamiento y todos han tenido buenos resultados.

Claudio Wainstein, coloproctólogo de Clínica Las Condes en Chile, es uno de los profesionales que está detrás de estas intervenciones. “Las células madre están en distintos tipos de tejidos del cuerpo de los adultos, como la pulpa de los dientes, la médula ósea y la grasa, entre otros. Nosotros ocupamos las células grasas que están en el abdomen o piernas y mediante una minilipoaspiración con jeringa sacamos alrededor de 100 cc”, explica.

Esta grasa es llevada al laboratorio de terapia celular que mantiene la clínica y allí se purifican, se separan las células madre mesenquimales (un tipo de células madre). Por cada paciente, dice Wainstein, se pueden recoger entre un millón y cuatro millones de estas células, una cifra muy baja para la cantidad que requiere el tratamiento. Por eso mismo, son cultivadas entre dos a seis semanas hasta obtener 100 millones de células madre. El tiempo que se demoren en llegar a esa cifra depende de la edad y las condiciones de salud generales del paciente.

“Lo que hacemos es una cirugía en la zona afectada, tratamos la infección, y se cierra el origen de la fístula. Alrededor de la zona ponemos las células madre suspendidas en plasma rico en plaquetas del mismo paciente para que ayude a cicatrizar. Este plasma se obtiene a partir de 40 cc de sangre del paciente y es rico en fibrina, un pegamento natural del cuerpo”, explica Wainstein.

Las primeras cirugías de este tipo que se hicieron en el mundo se aplicaban sólo 20 millones de células, por lo que los resultados no eran tan buenos.

En los cinco pacientes que han sido tratados hasta el momento, la fístula se ha cerrado a los cuatro meses de la intervención, en algunos, incluso antes.

Otros tres pacientes que tienen la indicación para esta terapia están a la espera. “Iniciamos el protocolo de tratamiento con los pacientes que tienen mayor necesidad, todos pacientes más complejos y los resultados que hemos obtenido son mejores que lo que reporta la literatura internacional”.

La razón, cree Wainstein, es porque usan las propias células del paciente y las mezclan con plasma del que pueden alimentarse, no con suero, porque con él hay mayor mortalidad de células.

Para el especialista los resultados obtenidos son un gran avance, porque en el curso de esta enfermedad, lo que más influye en la calidad de vida es la enfermedad perianal, el dolor, sangramiento, infecciones repetitivas.

FUENTE: latercera.com (21/04/2014)

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