Un grupo de científicos ha logrado retardar el proceso de envejecimiento mediante el implante de células madre en cerebros de animales, despertando las esperanzas de contar con nuevas estrategias para combatir enfermedades relacionadas con el deterioro por la edad, y extender la esperanza de vida.

Los investigadores encontraron que los implantes de células madre que crean neuronas nuevas, ponen freno al envejecimiento en ratones maduros, lo que los mantuvo en buena forma física y mentalmente por varios meses. El experimento extendió las vidas de estos animales en un 10 a 15%, en comparación con los que no fueron tratados.

El trabajo, descrito como un avance revolucionario por uno de los expertos del estudio, sugiere que el envejecimiento del cuerpo es controlado por células madre de la región del hipotálamo, encontradas en el cerebro joven. Estas células empiezan a morir hasta que desaparecen en la mediana edad.

Experimentos previos ya han insinuado que el hipotálamo (un área del cerebro del tamaño de una almendra) tiene cierta función en el proceso de envejecimiento, pero esto no ha estado muy claro cuál es exactamente. La última investigación del equipo estadounidense identifica cuáles células juegan un rol importante y cómo operan.

En el primero de una serie de experimentos con ratones, demostró que las células madre neuronales –que se encuentran en algunas regiones cerebrales al nacer– desaparecen del hipotálamo con el tiempo. Estas células madre se conocen por formar nuevas neuronas en la juventud, pero luego este proceso se hace mucho más lento en los adultos. Aunque es pequeño, el hipotálamo forma una conexión muy importante entre los sistemas nervioso y hormonal en el organismo.

Para probar si el declive de las células madre estaba causando el envejecimiento, los investigadores inyectaron a los ratones con una toxina que barrió con el 70% de sus células madre neuronales. El efecto fue impresionante: en los siguientes meses, los ratones envejecieron más rápido de lo usual y se desempeñaron mucho peor en una serie de tareas de habilidad, en comparación con los animales de control.

Posteriormente los científicos quisieron comprobar qué pasaba si a ratones viejos se les inyectaba estas células madre. Esta vez los animales vivieron varios meses más que los de control (un 15%). Si se logra una extensión similar en humanos con un tratamiento similar, una persona con expectativas de vida de 80 años, podría vivir hasta los 92.

Una vez que demostraron que las células madre neuronales son importantes en el envejecimiento, los científicos realizaron más pruebas para entender qué hacían las células, y lo que descubrieron fue que unas moléculas llamadas micro-ARN o miARN, que son liberadas desde las células madre, eran responsables de la mayor parte de los efectos del envejecimientos. Cuando se producen estas moléculas en el hipotálamo, fluyen hacia el cerebro y la médula espinal y afectan la manera en que funcionan los genes.

FUENTE ORIGINAL theguardian.com

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