El dolor de hombro deriva en más de 4.5 millones de visitas al médico, y la enfermedad del manguito rotador es la causa más común de dolor de hombro, representando hasta el 70% de los casos con aproximadamente 300.000 operaciones cada año solo en los Estados Unidos.

La curación espontánea del tendón es muy limitada, una vez lesionado, la tendinopatía generalmente progresa sin recuperación. Los tratamientos actuales para la lesión del manguito rotador incluyen reposo, antiinflamatorios, fisioterapia y varios tipos de inyecciones. Sin embargo, la tasa de éxito del tratamiento es limitado y variado, el 41% de pacientes tratados mostró síntomas persistentes después de 12 meses de tratamiento.

Estos resultados pueden atribuirse al hecho de que esos tratamientos sintomáticos no abordan la etiología fundamental de la enfermedad del manguito rotador, y lo más importante es la degeneración del tendón. Como los tenocitos en el tendón degenerativo no participan en el proceso de regeneración, sería trascendental investigar nuevas estrategias biológicas como la aplicación de varias células, factores de crecimiento y citocinas para tratar de manera más adecuada la degeneración del tendón.

Una estrategia terapéutica prometedora para recuperar los tejidos dañados es el uso de células madre mesenquimales que pueden derivarse de varios tejidos (médula ósea, tejido adiposo, cordón umbilical). Recientemente, algunos estudios han demostrado que las células madre mesenquimales eran eficaces en la regeneración del tendón del manguito rotador al mejorar la organización temprana del colágeno y la coherencia de las fibras de colágeno, y la resistencia a la tracción del tendón del manguito rotador reparado en un modelo de rata .

Pero en concreto las células mesenquimales derivadas del tejido de cordón son más proliferativas y tienen un mayor potencial de autorrenovación que otras mesenquimales adultas. Las del cordón son capaces de diferenciarse hacia el linaje miogénico y contribuyeron al proceso de regeneración muscular de la lesión del músculo tibial, también fueron capaces de diferenciar las células endoteliales y contribuyeron al proceso de regeneración muscular. Además, el medio acondicionado de las células de tejido de cordón facilitó la proliferación y migración de fibroblastos dérmicos y aceleró la cicatrización de heridas. Las células perivasculares del cordón umbilical facilitaron la regeneración del tendón a través de cambios en la organización del colágeno, la forma y la orientación de las células y el aumento de las propiedades mecánicas en un modelo de rata atímica de lesión del tendón de Aquiles inducida por colagenasa que simula una inflamación crónica del tendón.

Imágenes histológicas representativas de estructura general y cuantificación de los cambios en el tendón regenerado a las dos y cuatro semanas. – Fuente: journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0235239

El estudio, aunque cuenta con ciertas limitaciones, evaluó las células del cordón frente al de otras fuente, demostrándo que las células mesenquimales del tejido de cordón umbilical regeneraron el manguito rotador con propiedades de tejido tendinoso similares al tendón normal en términos de características macroscópicas, histológicas y biomecánicas en un modelo de rata, mediante la inyección directa en el sitio de la lesión sin ningún material portador.

FUENTE journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0235239 (Noviembre 2020)

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