El científico Juan Carlos Izpisúa ha dado un paso más hacia el futuro: la creación de miles de embriones humanos artificiales en el laboratorio para investigar en ellos la toxicidad de nuevos medicamentos o los efectos de mutaciones genéticas generadas previamente. El equipo de Izpisúa, del Instituto Salk de EE UU, ha logrado coger una célula de la oreja de un ratón, reprogramarla y crear a partir de ella una pelota de 100 células similar al desarrollo embrionario que en condiciones normales conduce al nacimiento de un animal. Es, según relata, el “embrión artificial” más avanzado conseguido hasta la fecha.

“Sé que esta investigación generará preocupaciones éticas si realizamos estos experimentos con células humanas”, admite el investigador español. “Desde un punto de vista puramente científico, todavía estamos lejos de generar embriones completamente funcionales en ratones, no hablemos ya en humanos. Pero creo que es importante entablar ya este debate. Las innovaciones médicas que cambian la vida a menudo plantean cuestiones éticas, es natural”, afirma Izpisúa. La creación de estas quimeras, según el investigador, persigue el objetivo final de generar órganos para trasplante.

El equipo de Izpisúa plantea usarlos como “semillas” para obtener “organoides” que abastezcan al sistema de trasplantes de órganos. “Está claro que habrá que abordar muchas regulaciones y pautas que están vigentes actualmente antes de avanzar en cualquier tipo de modelo humano”, reconoce Izpisúa.

“La generación de estos blastoides, que evita no solo el uso de embriones naturales sino también el uso de gametos [óvulos y espermatozoides], va a permitir estudiar las etapas más importantes del desarrollo embrionario de un organismo y, por consiguiente, estamos convencidos de que tendrá grandes implicaciones para mejorar la salud humana”, indica la bióloga Estrella Núñez, vicerrectora de la Universidad Católica de Murcia.

FUENTE elpais.com (Octubre 2019)

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