La llegada de un bebé a casa es uno de los momentos que preocupa a los propietarios de mascotas. Muchos padres se preguntan si es necesario tomar algún tipo de precaución especial y tienen dudas sobre temas tan importantes como saber si deben o no dejar entrar al animal en la habitación del niño.

Desde Bio-Cord y con la colaboración especial de Alba Benítez, experta en educación canina, os damos unas pautas básicas que pueden ser de gran ayuda:

1. La idea es que el animal no asocie al nuevo miembro de la familia con cosas negativas como paseos más cortos, menos atenciones o prohibiciones. Así que esforcémonos por anticipar todos esos cambios, en la medida de lo posible, para que no coincidan con la llegada del bebé. por ejemplo acostumbrándolo a ser pasearle por otras personas durante todo el embarazo. En resumen: anticipemos siempre que podamos.

2. Para conseguir una relación positiva entre niño y perro, lo mejor será que la aceptemos con naturalidad desde el primer momento. Por supuesto, es decisión de cada cual permitir o no al animal entrar en la habitación del bebé. Sin embargo, mi consejo es no prohibir el acceso pero seguir estrictas pautas de desparasitación externa e interna para nuestro perro. A veces la prohibición puede generar al animal frustración e, incluso, motivar la aparición de agresividad.

3. Si tenemos un perro que ya ha mostrado signos de agresividad, deberemos analizar muy bien en qué contextos lo ha hecho y empezar a trabajar, durante todo el embarazo y con la ayuda de un profesional, pautas de modificación de conducta. En este punto me gustaría dejar muy claro que gruñir o enseñar los dientes son signos de agresividad. No hay que esperar a que el perro muerda para considerar que tenemos un problema. Cuanto antes le pongamos solución, más fácil será modificar ese comportamiento.

4. Aunque nuestro animal sea dócil, esté bien socializado con niños y creamos estar seguros de que nunca podrá hacer daño a nuestro bebé, supervisemos SIEMPRE las interacciones entre perro y niño.

5. Si sospechamos que nuestro animal no está socializado con niños, tendremos que esforzarnos pora cambiar esa actitud. Podemos trabajar muchos ejercicios de contracondicionamiento durante el embarazo, y también una vez tengamos al bebé en casa.

6. Si queremos que el perro identifique al bebé con algo bueno y positivo es importante que no le neguemos el primer reconocimiento olfativo. Es recomendable que, cuando lleguemos del hospital cargando al bebé en brazos, dejemos que el animal lo olfatee y lo identifique, siempre bajo control y con el perro atado a la correa, si fuera necesario.

7. Si nos preocupa que el perro coja los juguetes del bebé, tal vez podemos impregnarlos con algún olor característico y enseñar al perro a discriminar entre los suyos y los del niño. Si, por error, agarra un juguete del bebé, se lo cambiaremos por uno suyo y lo felicitaremos o iniciaremos el juego, para que vea que con ese sí obtiene atenciones.

8. La llegada de un bebé a casa implica visitas constantes de familiares y amigos. Si sabemos que nuestro perro no reacciona bien ante las visitas, habrá que trabajar este problema. Crear una zona segura para que el perro se sienta cómodo, alejada de los intrusos y en la que coloquemos su cama, juguetes y alguna distracción comestible, es una buena idea. Sin embargo, además de eso habrá que realizar ejercicios para “positivizar” la presencia de visitas en el hogar.

9. Por último, me gustaría hablar de la reacción del perro ante el primer llanto del bebé: observemos bien cómo se comporta cuando escucha al bebé llorar por primera vez. Será normal que se extrañe o se inquiete, pero estemos atentos por si el sonido desencadena agresividad o cualquier tipo de conducta que nos haga dudar de la seguridad de nuestro bebé. Si es así, consultemos en seguida con un profesional para que él/ella pueda juzgar si tenemos un problema y si podemos buscarle una solución. Por cierto, existen DVDs con grabaciones de llantos de bebés que nos pueden ayudar a habituar al perro a este tipo de sonidos…

En cualquier caso Alba nos recomienda, que lo mejor es naturalizar la situación.

Probablemente nuestro animal necesite un tiempo para habituarse a la novedad, pero no tiene porqué existir ningún problema. Intentemos no desplazar al perro dedicándole mucha menos atención que antes y hagamos que siga siendo un miembro más de la familia.

Sin embargo, no olvidemos NUNCA que nuestra supervisión es fundamental.

Alba Benítez es educadora canina y técnica en terapia asistida con animales, titulada en Etología Clínica por la Universidad Autónoma de Barcelona, también trabaja a la cabeza de blog simiperrohablara.com y participa en diversos programas de adiestramiento canino.
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