La primera vez que el pequeño Finley se sometió a una intervención quirúrgica tenía sólo cuatro días de vida, a causa de una cardiopatía congénita rara denominada transposición de las grandes arterias, su salud corría serio peligro y los médicos le operaron en un cirugía a corazón abierto que se duró 12 horas. Desde ese momento se inició un difícil camino con complicaciones cardiovasculares y largas estancias en UCI. Hasta que una nueva opción terapéutica abrió una luz de esperanza.

Las cardiopatías congénitas son un grupo de alteraciones estructurales producidas por defectos en la formación del corazón durante el periodo embrionario. En el Reino Unido, utilizaron por primera vez células madre procedentes de la placenta para inyectarlas en el corazón de Finley, el bebé que sufría una insuficiencia cardíaca grave, con la esperanza de que ayudaran a que crecieran los vasos sanguíneos dañados y regeneraran el musculo cardíaco.

Usando una bioimpresora, se crea un andamio de células madre para reparar anomalías en las válvulas de los vasos sanguíneos y reparar los agujeros entre las dos cámaras de bombeo principales del corazón. El tejido artificial normalmente se usa en bebés para reparaciones cardíacas, pero puede fallar y no crece con el corazón, por lo que a medida que los niños crecen, requieren más operaciones. El profesor Massimo Caputo del Bristol Heart Institute espera que se lleve a cabo un ensayo clínico con los parches en los próximos dos años, después de un trabajo de laboratorio exitoso.

Diariamente en Reino Unido, alrededor de 13 bebés son diagnosticados con un defecto cardíaco congénito, una afección cardíaca que se desarrolla antes de que nazca el bebé, según la Fundación Británica del Corazón. Debido a que los materiales utilizados para reparar el corazón estos pueden ser rechazados por el sistema inmunitario del paciente, causar cicatrices en el corazón que pueden provocar otras complicaciones y pueden descomponerse gradualmente y fallar en unos pocos meses o años, es posible que un niño tenga que someterse a la misma operación de corazón varias veces a lo largo de su vida.

Se espera que este avance signifique que la cantidad de operaciones se reduzca significativamente gracias a la tecnología de células madre y los tejidos capaces de crecer con su cuerpo. El profesor Caputo y su equipo indican también que esta opción con células madre podría ahorrarle al NHS millones de libras cada año evitando nuevas intervenciones de corazón.

Finley, que ahora tiene dos años, es «un niño feliz que crece sano».

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