El equipo de Neurocirugía, junto con el Laboratorio de Medicina Regenerativa, ambos del Instituto de Neurociencias del Hospital Clínico de Madrid, realizan un ensayo clínico, denominado Celictus y en el que ya hay incluidos seis pacientes, a través del que se pretende demostrar si la terapia celular podría convertirse en una herramienta adicional que potenciara los efectos beneficiosos de la rehabilitación en pacientes que han sufrido un ictus isquémico.

El ensayo aún sin datos específicos, ya que el primer paso ha sido analizar la implantación de células madre en tejido sano peri-infarto y core de la lesión, así como demostrar la factibilidad de la implantación y seguridad de la técnica mediante esterotaxia guiada por neuronavegación. «El objetivo del ensayo clínico es emplear este tipo de células y estudiar si pueden ser viables para mejorar el daño cerebral producido por ictus isquémico. Ante todo, hay también que evidenciar que no son tóxicas y que son seguras. El objetivo secundario sería observar si produce un efecto de mejoría sobre los pacientes», explica Juan Antonio Barcia, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Clínico y coordinador, junto con el neurocirujano Fernando Rascón, de esta investigación que, según el profesional, sería inviable sin la participación de Idoya Barca y Lucía Garvín, del Servicio de Rehabilitación; el equipo de la Unidad de Fisioterapia, así como de Teresa Moreno y Matías Guiu, miembro y jefe, respectivamente, del Servicio de Neurología, todos del citado hospital.

Esta potencial nueva vía de apoyo a la rehabilitación del ictus isquémico parte del planteamiento, y realidad clínica, de que la neurocirugía elimina lesiones que dañan al cerebro, evitando así más daño. Pero la pretensión futura sería eliminar o minimizar la secuela: variar el concepto inicial de la neurocirugía y alcanzar una neurocirugía reparadora mediante células madre, concepto, no obstante, «muy lejano», según Barcia, ya que, «de momento, sólo han demostrado que son neuroprotectoras, antinflamatorias y que pueden reclutar células madre producidas por el órgano en el que se encuentran».

En los últimos años, el uso de células madre procedentes del tejido adiposo, autólogas o alogénicas, se ha ido extendido en la práctica clínica. En oncología, uno de los principales campos de aplicación ha sido la reconstrucción en cáncer de mama. En cardiología, se ha estudiado el papel de las células madre mesenquimales en infartos y cardiomiopatías; en aparato digestivo, se ha comprobado su efectividad en fístulas anales de Crohn, pero también se ensaya en lesiones medulares incompletas, traumatología y oftalmología, entre otros ámbitos.

En cerebro, sin embargo, son muy escasos los estudios con células de tejido adiposo, tanto en España como en otros países con grupos dedicados a esta investigación. Hasta el momento, la mayoría de las experiencias españolas sobre administración cerebral de células madre se ha llevado a cabo por vía intravenosa, cuyo principal inconveniente es que «puedan asentarse en otros órganos durante su paso por el torrente sanguíneo, ya que es díficil que las células sepan a qué órgano diana deben dirigirse».

El ensayo del Hospital Clínico ha optado por su inyección en el tejido sano peri-infarto, lo cual también resulta novedoso y otorga al procedimiento características de terapia dirigida que aumenta las probabilidades de éxito, dado que la actividad celular se redirige hacia una zona concreta.

FUENTE diariomedico.com (Mayo 2017) 

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