Un equipo multidisciplinar de diferentes instituciones médicas y de investigación en España ha desarrollado un método innovador para administrar terapias con células madre en pacientes críticos, conectados a sistemas de ventilación ECMO. Estos sistemas actúan sacando la sangre del cuerpo y pasándola por un «pulmón artificial», para devolverla oxigenada, algo que complica mucho la inyección de células madre de la forma que ya se conocía. Liderado por el investigador Bernat Soria, el grupo ha logrado superar una barrera técnica crucial, permitiendo el tratamiento de enfermedades pulmonares en condiciones que antes eran inviables.
El método se aplicó por primera vez con fines compasivos en un paciente de 2 años con enfermedad pulmonar intersticial terminal y sin posibilidad de trasplante pulmonar. A pesar de múltiples tratamientos inmunosupresores y más de tres meses de soporte con ECMO, el estado del niño seguía siendo crítico. Con la autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), se administró intrabronquialmente una dosis única de células estromales mesenquimales derivadas de la gelatina de Wharton (WJ-MSC) mediante el método CIBA.
El procedimiento fue bien tolerado y el paciente fue extubado con éxito en 72 horas. Sin embargo, semanas después, su estado volvió a empeorar y se retiró el soporte con ECMO tras 127 días, de acuerdo con su familia. «CIBA no curó la enfermedad subyacente», afirma el profesor Soria, «pero demostró, por primera vez, que las terapias celulares pueden administrarse de forma segura en pacientes con ECMO. Esto supone un gran avance. Ahora tenemos una nueva puerta terapéutica abierta».
Las células estromales mesenquimales (MSC), que pueden provenir del cordón umbilical, la médula ósea, el tejido adiposo o la pulpa dental, aún no están especializadas y pueden migrar al tejido dañado, modular la inflamación y promover la regeneración. Una vez en los pulmones, estas células interactúan con células inmunitarias como los macrófagos alveolares, liberando señales antiinflamatorias que ayudan a prevenir el daño tisular y favorecen la cicatrización.
Esta nueva vía de administración evita la circulación sistémica y se dirige directamente a los pulmones, maximizando el efecto terapéutico y minimizando el riesgo. El equipo señala que podrían explorarse dosis más altas o administraciones repetidas en futuros ensayos.
Este estudio de prueba de concepto forma parte del proyecto clínico DECODE. En él participaron 28 profesionales clínicos de cuatro instituciones nacionales: el Hospital 12 de Octubre (Madrid), el Banco de Sangre y Tejidos (Cataluña), el Instituto de Bioingeniería de la UMH (Elche) y el Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL). «Las terapias avanzadas ya son bastante caras», afirma el profesor Soria. «Decidimos no patentar esta técnica porque debería llegar a los pacientes sin añadir costes. Estamos comprometidos con la ciencia pública con un impacto clínico directo».
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