La Universidad  alemana de Bochum llevó a cabo en 2009 el primer trasplante autólogo de células madre de sangre de cordón umbilical en un niño de dos años con parálisis cerebral y en estado vegetativo persistente tras sufrir un paro cardíaco, con reanimación de 25 minutos, causando graves daños cerebrales. Cinco años después la regeneración funcional neurológica del paciente ha sido progresiva y notable, difícilmente explicable únicamente por la rehabilitación diaria.

La trasfusión de sangre de su cordón umbilical, almacenada a su nacimiento se realizó a las nueve semanas de sufrir el paro cardiaco, por vía intravenosa, con posterior rehabilitación activa (fisiológica y ergoterapia) diaria y seguimiento a los 2, 5, 12, 24, 30 y 40 meses.

Este caso médico demuestra que existe evidencia experimental para apoyar la opinión de que la regeneración neurológica funcional observada puede deberse en parte a los efectos terapéuticos de las células de sangre de cordón. Dada la gravedad del daño cerebral y el estado vegetativo persistente del paciente, su evolución es un hecho difícil de explicar únicamente basándose en la rehabilitación intensiva.

Analizando el caso en su conjunto, se puede afirmar que el trasplante autólogo de células de sangre de cordón puede haber contribuido a la notable mejoría de la neuroregeneración funcional del paciente. De ser así, estaríamos ante un caso de éxito de terapia celular de parálisis cerebral infantil, una enfermedad que en la actualidad no tiene cura.

Con anterioridad, la evidencia experimental había demostrado que el trasplante sistémico de las células mononucleares de sangre de cordón humano impide el desarrollo de la paraparesia espástica en un modelo de isquemia perinatal en roedores. En este modelo de hipoxia-isquemia cerebral perinatal, las células mononucleares derivadas de sangre del cordón umbilical humana muestran una dirección guiada altamente específica, conduciéndose en gran número a la región lesionada del cerebro dentro de las 24 horas del trasplante por vía intraperitoneal. Este proceso quimiotáctico está mediado en parte por el factor derivado del estroma (SDF) -1, una quimiocina que se libera en el cerebro lesionado y las células de sangre de cordón umbilical humanas trasplantadas que expresan el receptor CXCR4 SDF-1 en el sitio lesionado.

Estos efectos terapéuticos prometedores llevaron al departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Bochum a realizar este trasplante autólogo de células mononucleares de sangre de cordón umbilical en el niño con parálisis cerebral severa. Ante la situación los padres contactaron con el equipo médico de los profesores Jensen y Hamelmann para preguntar por el tratamiento con la sangre de cordón umbilical de su hijo, que conservaban desde su nacimiento. A las nueve semanas de sufrir el paro cardíaco, y gracias a la calidad de la sangre y a la completa documentación médica, se realizó el trasplante autólogo de la sangre de cordón umbilical por vía intravenosa.

Tras el trasplante autólogo de sangre de cordón, hubo cambios notables en el desarrollo psicomotor.  A la semana había desaparecido el llanto y el paciente respondía a estímulos acústicos, y a las cuatro la espasticidad se había reducido ligeramente. Dos meses después, el control motriz de la cabeza del paciente había mejorado, la paraparesia espástica se había reducido y había recuperado parte de la vista. El paciente podía coger, sujetar, morder, masticar y tragar una galleta. Sonreía y pronunciaba palabras como “ma-ma”. Al alta médica, la medición de la función motora (GMFM) había mejorado notablemente de un 0% a un 23% y la escala de remisión de coma de 22/24 era de 8. Neurológicamente, el paciente mostraba una tetraparesia con énfasis en las piernas, pudiendo sentarse en una silla de rehabilitación y realizar contacto mano-boca. A pesar de esta gran mejoría, el paciente todavía presentaba un síndrome neurológico residual severo.

Cinco meses después del trasplante, el electroencefalograma era normal. El paciente presentaba un breve contacto ocular y fijación. Jugaba y reconocía partes del cuerpo y su competencia receptiva era mucho mejor que la competencia expresiva. Un año después, la interacción social del paciente, la cognición, la identificación de los animales y el control de la motricidad de las manos ha mejorado notablemente. Puede agarrar y comer. Se puede sentar sin apoyo, aunque con ciertos problemas de equilibrio. Mantiene un control motriz completo de la cabeza.

Después de dos años, el paciente es independiente para comer, la competencia del habla ha mejorado, con la pronunciación de ocho palabras (pronunciación arrastrada, prosodia imitando) y muestra amplia comprensión. El paciente pasó a una posición sentada libre y es capaz de caminar con ayuda de un andador. Reconoce colores, animales y objetos. El control de la motricidad fina mejora, siendo capaz de dirigir un coche de control remoto. A los 30 meses, formaba frases de dos palabras utilizando 80 palabras. A los 40 meses del trasplante, existe una mejora adicional en la competencia del discurso expresivo y receptivo (frases de cuatro palabras, 200 palabras), el paciente camina y comienza a adquirir una posición vertical.

Este caso médico muestra evidencia experimental para apoyar que la regeneración neurológica funcional observada puede deberse a los efectos terapéuticos de las células de sangre de cordón para el tratamiento de la parálisis cerebral infantil.

Deutsches Zentrum für herzkranke Kinder e.V. Edición Invierno 2014/15
Case Reports in trasplantation, vol 2013, Article ID 951827, 6 pages, 2013A. Jensen and E. Hamelmann, “First autologous cell therapy of cerebral palsy caused by hypoxic-ischemic brain damage in a child after cardiac arrest-individual treatment with cord blood“.
Obstretics and gynecology International, vol. 2014, Article ID 976321, 12 pages, 2014.A. Jensen, “Autologous cord blood the­rapy for infantile cerebral palsy: from bench to bedside”.

FUENTE: eleconomista.es (5/5/2015)

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