La aprobación por el comité científico que asesora al Gobierno japonés del primer ensayo clínico con células madre iPS supondrá el pistoletazo de salida de la medicina regenerativa, cuyo principal objetivo es generar tejidos y órganos genéticamente idénticos al paciente que puedan implantársele para tratar enfermedades ahora incurables. En el caso del ensayo nipón se trata de regenerar la retina a personas con degeneración macular asociada a la edad, una de las principales causas de ceguera en el mundo, y esto pone la biotecnología actual a un paso de los relatos de ciencia ficción donde los artesanos cultivan ojos y los venden de estraperlo. Pero ahora se trata de curar a los ciegos del mundo real.

Las células iPS, o de pluripotencia inducida, son la estrella emergente de la investigación en medicina regenerativa. No precisan la construcción de un embrión, ni mucho menos su clonación, y evitan así dos escollos bioéticos que han lastrado los progresos con las células madre embrionarias. Su descubridor , el biólogo japonés Shinya Yamanaka, compartió el último premio Nobel de Medicina con el pionero de la clonación John Gurdon, en lo que se considera el espaldarazo definitivo a la medicina regenerativa.

Aunque Estados Unidos ha autorizado algunos ensayos menores con células madre embrionarias, el japonés el primero con células iPS, y persigue el fin ambicioso de devolver la vista a los ciegos.

Y esto es solo el principio, porque regenerar retinas es ya una forma de operar en las interfaces externas del cerebro. Los tejidos artificiales solo serán útiles si consiguen conectarse correctamente con el nervio óptico y por tanto con las áreas visuales del córtex cerebral. Si el ensayo del Instituto Riken de Japón tiene éxito abrirá la vía de utilizar las células iPS para tratar las enfermedades neurológicas propiamente dichas, como el parkinson y el alzheimer.

Fuente: EL PAÍS (1/07/2013)

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