Cuando en el hospital ingresa una persona con el 80% del cuerpo con quemaduras graves, su piel no sirve para hacer un autoinjerto ni un cultivo. Al carecer de superficie suficiente, es necesario recurrir a la creación de una nueva piel artificial e implantarla. Las técnicas han avanzado para dar una solución eficaz a grandes quemados gracias a ensayos punteros que se desarrollan en los centros de nuestro país.

El Banco de Tejidos del Hospital Universitario de Getafe es uno de ellos. Actualmente, llevan a cabo un ensayo en el que crean en laboratorio un tipo de piel para implantar, turgente, fina y con las características de una piel sana. En este centro se desarrollan varias líneas de investigación, pero la que se aplica en personas consiste en el uso de células madre obtenidas de la grasa del paciente para regenerar la piel que se ha destruido. «Ya hemos comprobado la seguridad de este procedimiento, que no produce tumores ni ningún otro efecto adverso. No obstante, estas células no son suficientes y requieren señales que estimulen su proliferación», explica el doctor Miguel Casares, responsable del Banco de Tejidos y coordinador de Trasplantes del Hospital Universitario de Getafe. De ahí que sigan investigando y acaben de abrir nuevas vías de investigación que mejoren el crecimiento de las células.

Tres líneas de trabajo

  • – Células madre de la grasa. Utilización de células madres mesenquimales procedente de la grasa del propio paciente para regenerar la piel.
  • – Factores plaquetarios. Utilización de células madres mesenquimales con factores plaquetarios que induzcan el crecimiento y reproducción de las células.
  • – Cordón umbilical. Utilización de células madres del propio paciente y células endoteliales procedente de cordón umbilical para conseguir piel multicelular.

El procedimiento

En el ensayo que están realizando con pacientes quemados se les extrae mediante liposucción 100 ml de grasa el día anterior a la cirugía. De esta última obtienen las células madre, que son inyectadas por debajo de la quemadura, mientras en otra zona se inyecta placebo (suero salino). Por encima de la herida, de forma paralela, se coloca un injerto mallado, y en el caso de que no exista piel suficiente, se usa un cultivo de piel previamente obtenido en laboratorio. La zona tarda en sanar unas dos semanas y, una vez operado, el paciente recibe el alta 10 días después.

«Hemos realizado el ensayo con unos 16 pacientes. Debe que ser una persona que tenga grasa suficiente para extraer, algo que no siempre se tiene porque muchas quedan muy desnutridas tras su paso por la UVI», añade el doctor José Fernández-Cañamaque, médico especialista adjunto al Servicio de Cirugía Plástica del Hospital Universitario de Getafe. En esta unidad se atienden más de medio millar de pacientes, de los que ingresan alrededor de 120 cada año para tratamientos quirúrgicos y curas. «Tenemos una relación muy estrecha con el Banco de Tejidos, ya que nos proporcionan los homoinjertos (piel de donante) empleados en el tratamiento del quemado». Pero como se cita anteriormente, este procedimiento requiere de avances en el crecimiento de las células. De ahí que se hayan abierto más líneas de investigación. Una de ellas consiste en la utilización de células madres mesenquimales con factores plaquetarios (que estimulan a las células para que crezcan y se reproduzcan). «Es una medida con la que pretendemos que mejore la turgencia y se regenere realmente la piel normal», explica Casares. Cuando el paciente no tiene zonas que se puedan aprovechar porque el 80% de su piel está quemada, es necesario crearla artificialmente. «Este tejido no tendría vello ni glándulas sudoríparas, pero sí sería epidermis con elasticidad y turgencia. Pero tenemos que avanzar en la investigación básica para determinar cuáles son los factores que inciden en que las células regeneren o no regeneren. Por eso creo que estamos en mantilla, hasta los próximos 10 años no vamos a dar un empujón a las terapias regenerativas, todo está marcha pero todavía no hay unos resultados que se puedan trasladar a la práctica clínica».

La tercera línea de investigación del Banco de Tejidos, que atiende a una treintena de grandes quemados al año, persigue crear una piel bilaminar multicelular, es decir, una piel más rica en células que pudieran regenerar en otras que son las constituyentes de la piel normal como pueden ser las glándulas sudoríparas y sebáceas, los vellos, etc. «Una piel más parecida a la humana», explica Casares. En este caso se usarían células madre del propio paciente y células procedente del cordón umbilical. «Hemos conseguido esta piel bilaminar multicelular con vasos sanguíneos y la pondremos, gracias a la financiación de la Mutua Madrileña, en ratones inmunodeprimidos para ver si evoluciona positivamente y no genera tumores. Si todo funciona bien comenzaremos a utilizarlo en humanos», adelanta Casares.

FUENTE: ElCorreo.com (8/01/2014)

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