La investigación se centra en la fabricación de un medicamento celular capaz de liberar, de manera controlada, insulina en el momento y en la cantidad necesaria ante una elevación de la glucosa en sangre. Los trabajos de laboratorio, que comenzaron hace más de una década, consisten en manipular células madre para obtener células beta pancreáticas, que son productoras de insulina, y prepararlas de modo que sean aptas para el trasplante a pacientes diabéticos. La investigación se halla en la fase de producción del medicamento celular, en sala blanca; y puede que en el plazo de un lustro, los resultados abrirán la puerta a ensayos clínicos, en pacientes. “No podemos hablar de la curación de la diabetes. Se trata de dar un paso idéntico al descubrimiento de la insulina hace casi un siglo, en 1921”, explica Karim Hmadcha.

Los inicios de esta investigación datan de 2003 en el Laboratorio Andaluz de Terapia Celular, en el campus de la Universidad Pablo de Olavide. “Comenzó como una apuesta de la consejería de Salud, coincidiendo con el aterrizaje en Sevilla de Bernat Soria, que es el director de todo el grupo”, añade el científico principal. El equipo de investigación ha invertido una década de trabajos en laboratorio hasta conseguir una célula productora de insulina funcional. “Es decir, durante esos años se trataba de obtener una célula beta, a partir de una célula madre embrionaria, que produzca insulina cuando el organismo lo necesita, cuando aumenta la glucosa en sangre”, precisa el científico principal.

El gran interés científico de las células madre embrionarias humanas reside en su capacidad multipotente; es decir, en la posibilidad que tienen de transformarse en cualquier tipo celular del organismo. El equipo del Cabimer logró, en 2014, obtener una célula beta funcional en laboratorio tras perfeccionar el proceso y los protocolos. Estos pasos colocaron a este equipo de investigación en el primer nivel mundial. 

El siguiente paso, en el que se encuentra embarcado el equipo del Cabimer, consiste en un nuevo proyecto para la fabricación del medicamento celular en sala blanca, lo cual se traduce en unos controles muy exigentes de calidad para garantizar la seguridad del medicamento. 

“Estamos realizando tres procesos de obtención de la célula productora de insulina encapsulada en la sala blanca. Después haremos un informe y lo presentaremos a la Agencia del Medicamento”, añade el científico. Una vez que el medicamento cuente con la autorización de la Agencia Española del Medicamento comenzará otra fase, el ensayo clínico. El tratamiento final consistirá en un trasplante de las células productoras de insulina.

La diabetes es una enfermedad autoinmune, es decir, es un problema que lleva al sistema inmunitario a atacar y a destruir las células beta pancreáticas encargadas de segregar la insulina. Las células trasplantadas serían también diana del ataque del sistema inmunitario. Para evitar su destrucción, las células productoras de insulina obtenidas en la sala blanca están encapsuladas; es decir, disponen de una coraza, un dispositivo que las protege, a la vez que permite la liberación de la insulina cuando aumenta la glucosa en sangre.

La nueva línea de terapia celular, en fase de investigación, consistirá en trasplantar al enfermo diabético el dispositivo que contiene las células beta obtenidas a partir de células madre embrionarias. Sería un “trasplante subcutáneo, de modo que, si ocurriera algo, se podría retirar con facilidad”, asevera Hmadcha.

FUENTE: diariodesevilla.es (Julio 2017)

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