Investigadores españoles han iniciado un proyecto que permitirá analizar con detalle las mutaciones genéticas que provocan algunas distrofias de retina. Se trata de la principal causa de ceguera hereditaria y de este modo, se testará nuevas terapias génicas y celulares para devolver visión o frenar su pérdida en estos pacientes para los que, actualmente, no hay tratamiento.

El primer objetivo de la investigación es obtener células iPS o células madre pluripotentes inducidas (células madre no procedentes de embriones, sino obtenidas a partir de un organismo adulto, en este caso, de biopsias de la piel del propio paciente). Estas células, reprogramadas después en células retinianas, permitirán el estudio funcional de las mutaciones de las distrofias  de retina, así como el análisis de la eficacia de nuevas herramientas terapéuticas.

Para obtener las células iPS, los investigadores introducirán en las células de la piel en cultivo factores de reprogramación celular, provocando un “borrado” de la información que determina su función. Una vez “desprogramadas”, las cultivarán con factores de crecimiento, como los que se generan naturalmente en estado embrionario en el que se define la función de cada célula, para obtener, de este modo, células precursoras de la retina (células “básicas” de la retina, no tan especializadas como, por ejemplo, los conos y los bastones). Con ello se podrá estudiar en el laboratorio un modelo muy aproximado del ambiente de la retina, parecido a una biopsia, algo que es imposible de obtener de forma “natural”, ya que la retina es un tejido que no se regenera. Además, el proyecto prevé ensayar terapias génicas, aplicando la técnica CRISPR, que consiste en reparar la secuencia de ADN alterada que provoca una determinada enfermedad genética, en este caso, una DR.

Según la doctora Esther Pomares, investigadora principal del proyecto, “las células iPS representan un importante avance respecto a las técnicas utilizadas hasta ahora. Por un lado, son el primer paso para poder reproducir de forma muy fiable la retina del paciente en un medio in vitro, lo que es crucial para poder estudiar este tipo de enfermedades genéticas”. Pero además, la investigadora destaca otra importante ventaja de las células iPS: “El hecho de no tener que partir de células embrionarias, más allá del problema ético que puede suponer, nos evita tener que trabajar sobre células de un tercero, que, por tanto, no contienen la mutación genética del paciente, cuyo comportamiento queremos estudiar con detalle y sobre la que pretendemos actuar mediante terapias génicas”.

Una vez reprogramadas las células epidérmicas en células precursoras de la retina, el equipo de investigadores de Fundación IMO se propone examinar cómo la mutación que provoca la distrofia afecta, concretamente, al funcionamiento de la célula, “una información que hasta ahora no se podía obtener y que va a resultar muy útil para diseñar la terapia personalizada más efectiva para cada paciente”, afirma la doctora Pomares.

FUENTE consalud.es (Octubre 2017)

×

Hello!

Click one of our contacts below to chat on WhatsApp

×