A partir de los 75 años, la pérdida anual de masa muscular es notable. Ésta es la principal causa de que la gente mayor tenga poca fuerza física e incluso llegue a no poder mantenerse en pie. Si además hay que operarles para, por ejemplo, colocarles una prótesis de cadera, la situación de algunos músculos puede volverse mucho más problemática.

El equipo de la investigadora Penney Gilbert en la Universidad de Toronto, ha orientado su trabajo a intentar mitigar un problema: el deterioro de los músculos esqueléticos en la vejez. Estos tienen funciones muy importantes, ya que son los que nos permiten cosas como permanecer de pie sin caernos, sentarnos con suavidad, parpadear y hasta tragar. A medida que una persona envejece, la funcionalidad de sus músculos disminuye significativamente.

El equipo de Gilbert, Helen Blau y Ben Cosgrove ha determinado que durante el proceso de envejecimiento, una subpoblación de células madre comienza a expresar una modificación de una proteína que inhibe su capacidad para promover la formación de nuevas células madre.

Sin embargo, si se tratan fuera del cuerpo a células de esta subpoblación, mediante un medicamento que impide la citada modificación proteica, en combinación con el cultivo de las células sobre una estructura hecha de un biomaterial en forma de hidrogel que simula las características del tejido natural en el que crecen dentro del cuerpo, el resultado es que las células envejecidas crecen y pueden hacer copias de sí mismas.

Este método para restaurar la fuerza de los músculos esqueléticos dañados en personas mayores ha sido solo probado en experimentos de laboratorio, aunque los resultados son alentadores. Los cultivos celulares rejuvenecidos fueron trasplantados a tejidos lesionados y envejecidos, con buenos resultados: las células trasplantadas fortalecieron el tejido dañado y envejecido hasta recuperar los niveles propios de un tejido joven y en buen estado.

El tratamiento no da marcha atrás al reloj de células madre que ya estén demasiado deterioradas sino que estimula, en tejidos musculares viejos a las células madre que todavía son funcionales, de modo que comiencen a dividirse y a renovarse.

El nuevo tratamiento solo se utilizaría para reparar defectos localizados en pequeñas áreas  que se encuentren en la cadera, la garganta o músculos de los ojos. Uno de los retos más importantes para las personas de edad avanzada que reciben trasplantes de cadera,  suele ser la reparación de los músculos esqueléticos dañados en torno a la articulación de la cadera. El estudio apunta a la posibilidad de futuras terapias postoperatorias para lograr que pacientes de edad avanzada, a los que se ha implantado una prótesis de cadera se recuperen con mayor rapidez y seguridad.

FUENTE: noticiasdelaciencia.com (12/3/2014)

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